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miércoles, 13 de febrero de 2019

EL CREDO EXPLICADO A LOS CRISTIANOS UN POCO ESCÉPTICOS


Autor: Luis González-Carvajal


Sinopsis
El Credo no es una oración para recitar de carrerilla, aunque a veces es una oración que recitamos de carrerilla. Es un recorrido intelectual, un diálogo, una serie de afirmaciones que tenemos que irnos apropiando, una pelea, una búsqueda. Todo eso lo muestra con agilidad y de un modo interesante Luis González-Carvajal en este libro, recomendable para cualquiera que se tome un poco en serio su fe.


¿Por qué leer "El Credo explicado a los cristianos un poco escépticos"?
El subtítulo "(Y a los escépticos un poco cristianos)" es toda una declaración del autor. Sobre la incertidumbre, sobre el rechazo de las certidumbres por decreto. Sobre la conciencia de que la duda está en el corazón del creyente y del ateo, porque nuestra necesidad de comprender nos hace asomarnos una y otra vez a las grandes preguntas. Y con esa idea, elige ir dialogando con el credo. Desmenuzando sus afirmaciones. Mostrando lo que significa hablar de Dios como Padre, o como madre, y sobre todo lo que significó en tiempo de Jesús. Cómo entender ese ser todo poderoso (¿se te había ocurrido que es sinónimo de todo cariñoso?). Qué queremos decir al decir que Jesucristo es Dios... A lo largo de las páginas se van tocando cuestiones como la relación entre la fe y la ciencia, la muerte del justo, la libertad, la resurrección, la Iglesia... de un modo sugerente y asequible al lector. 
Luis González-Carvajal tiene una larga experiencia como autor y como pastor, y ahí conjuga de una manera formidable la solidez intelectual con la capacidad para transmitir. Esto, que ya hizo que su «Teología para universitarios» siga siendo una de las mejores introducciones para quien quiera iniciarse en la fe de un modo adulto, se consigue también de manera amena y profunda en este libro.
«La existencia de un proyecto del Creador que guía el proceso evolutivo no es demostrable científicamente, pero tampoco se puede negar en nombre de la ciencia. Nos contentamos con decir que es una afirmación sumamente razonable, porque nadie podría negar que si "la naturaleza" hubiera estado animada desde el primer momento por la intención de acabar engendrando seres conscientes, habría ido "haciendo" exactamente lo que hizo. Antony Flew, uno de los más famosos ateos del siglo XX, dio una muestra de honestidad intelectual al anunciar en 2004 que se había visto obligado a admitir la existencia de Dios cuando le demostraron que, de acuerdo con las leyes de la estadística, la probabilidad de que la naturaleza durante 15.000 millones de años haya ido tomando en cada momento las "decisiones" necesarias para el surgimiento de la vida humana por puro azar es matemáticamente mucho menor que la probabilidad de que salga un soneto de Shakespeare golpeando incesantemente al azar el teclado de un ordenador" (47)
«¡No, y mil veces no!» La justicia de Dios no es como la de las repúblicas bananeras, que condenan a los inocentes y absuelven a los culpables. Jesús no sufrió como consecuencia de la justicia divina, sino de la injusticia humana» (65)

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