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lunes, 31 de octubre de 2016

EL PRIMER HOMBRE



Autor: Albert Camus

 “El Primer Hombre” es una novela autobiográfica y su última obra. La muerte le sobrevino en 1960, en un accidente de automóvil  cuando aún no había terminado de escribirla. Dentro de su automóvil llevaba un maletín negro. En él, junto a algunos objetos personales, encontraron un manuscrito de 144 páginas difíciles de descifrar, por la falta de puntuación y la escritura rápida de Camus
El título de la novela  hace referencia al padre de Jacques Cormery, el niño que protagoniza esta  historia. La novela se inicia con las circunstancias que rodean el nacimiento Jacques. Cuando el protagonista tiene un año de edad su padre muere en La Primera Guerra Mundial. La madre, una mujer muy trabajadora, analfabeta, sorda y muy poco habladora, se traslada con sus dos hijos a Argel a vivir con su madre, la abuela de Jacques. Ésta es una mujer de carácter muy fuerte, cabeza de familia. Con ella ya conviven dos hijos varones, uno de ellos deficiente mental. La familia de la abuela es de inmigrantes españoles.
La novela gira en torno a tres ejes fundamentales.
Uno de ellos es el amor que el protagonista tiene a su madre. Una mujer muy trabajadora, que como ya he dicho antes, es sorda, analfabeta, poco habladora, que se   muestra pasiva ante las palizas que la abuela le da a Jacques. Una mujer que en raras ocasiones muestra sus sentimientos. Este amor que el protagonista profesa a su madre le dura hasta la muerte. Cuando el  protagonista-autor de la novela recoge el Premio Nobel de Literatura, a una de las dos personas a quien se lo dedica es a su madre.
Otro de los pilares o ejes de la novela  es la búsqueda constante que el protagonista hace de la figura del padre, un ser casi “mítico”. Todos le hablaban de que murió por la “patria” pero poco más le decían. De él sabe que se llamaba Henri, que se había criado en un orfanato, que había aprendido a leer y escribir ya de adulto y, poco más. Cuando Jacques ya es mayor pregunta frecuentemente a la madre por su padre. Él tiene una gran necesidad de saber de su progenitor, pero ella, que vive en su aislamiento, poco parece recordar.
Otro de los ejes de la novela hace referencia a su maestro, el señor Bernard (señor Germain en la realidad). El señor Bernard  es el “padre”, en cierto sentido, que Jacques no llegó a conocer. Con su magisterio despierta el interés del pequeño por la vida y el mundo, iniciándolo en el amor por la lectura. Lo apoya y estimula en el rendimiento escolar. De él recibe el pequeño, afecto y confianza. El señor Bernard  sabe ver la potencialidad que  Jacques tiene y le motiva y le anima para que continúe estudiando.
Le gustaba mucho jugar al fútbol.
Poca gente comprendía que un  intelectual de su talla, un Premio Nobel de Literatura tuviese esa afición por este deporte. Él manifestó en cierta ocasión que todo lo que sabía con mayor certeza sobre la moral y las obligaciones de los hombres, se lo debía al fútbol.
En el libro el autor resalta la amistad con su compañero Pierre. Lo vivido con él en esa isla de pobreza que era su barrio en Argel. Él pensaba que lo más valioso que tenía eran los días de vacaciones para pasear por su barrio, ir al puerto, jugar con sus amigos al fútbol e  ir los jueves por libros a la biblioteca municipal. Un niño que crece con el fútbol y los libros.
¿Cómo y por cuales caminos este niño tan pobre y criado en una familia tan ignorante y marginal socialmente, con una infancia tan gris,  llegó a convertirse en Premio Nobel de Literatura? Su vida es una lección y un estímulo. Nos hace ver que nada viene predeterminado, que para conseguir algo lo importante es desearlo y trabajar por ello.
En 1957 se le concedió el premio Nobel de Literatura  por el  «el conjunto de una obra que pone de relieve los problemas que se plantean en la conciencia de los hombres de hoy».

jueves, 20 de octubre de 2016

LA FAMILIA KARNOWSKY



AUTOR: Israel Yehoshua Singer


Con un lenguaje preciso y un ritmo agilísimo que hace que sus más de 500 páginas se lean con gran interés, Israel Yehoshua Singer se asoma a muchos de los grandes temas de la condición humana: el crecimiento y la maduración personal, con sus inevitables crisis de identidad; el amor; la emigración, el desarraigo y la solidaridad entre los exiliados; la ambición y el deseo de abrirse paso profesionalmente; el racismo, el resentimiento y la violencia hacia las minorías; las dificultades a las que han de hacer frente quienes se unen a quienes son distintos a ellos; la envidia…En torno a David, Georg y Yegorg Karnowsky, tres generaciones de la misma familia judía, aparecen muchos personajes distintos que nos permiten asomarnos a algunos de los sentimientos más comunes de todos los humanos. No es una novela más sobre la shoah, aunque inevitablemente esté presente, sino un relato mucho más ambicioso de un periodo decisivo de la Historia. Lo más asombroso es que este libro fue publicado originalmente en 1943 y, a pesar del tiempo trascurrido, conserva una gran actualidad.


“El doctor Georg Karnowsky continuó trabajando como de costumbre en la clínica de la maternidad, y no se asustó demasiado por las amenazas de exclusión que proferían los de las botas altas contra los médicos judíos en la Vaterland, la patria que despertaba. ¡Sandeces! ¿Acaso no era él alemán de nacimiento? Además, ¿no había estudiado en una universidad alemana y alcanzado fama en el país por su importante labor médica? ¿No había merecido incluso una condecoración por su servicio en el frente y con grado de capitán? Su mujer era cristiana, de una honorable familia alemana de muchas generaciones. Si algo le preocupaba era sólo que sus padres, por ser extranjeros, todavía sin la ciudadanía alemana, podrían sufrir algún daño a manos del nuevo régimen” (pág. 282).