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lunes, 22 de mayo de 2017

LAS PRIMERAS FRESAS



CUENTO PARA RECONOCER LA DULZURA DEL AFECTO

(Original de los indios Cherokee, recogido y adaptado por Joseph Bruchac

Hace mucho tiempo, cuando el mundo era nuevo, el Creador hizo a un hombre y a una mujer. Los hizo a la vez, para que ninguno de los dos estuviera solo. Ellos se casaron y vivieron juntos y fueron felices durante mucho tiempo.

Luego, una tarde, el hombre volvió a casa de cazar y vio que la mujer aún no había empezado a preparar la comida. Estaba fuera recogiendo flores. El hombre se enfadó.
- ¡Tengo hambre! – dijo en tono irritado-. ¿Acaso esperas que coma flores?
La esposa entonces se enfadó también. Quería disfrutar de la belleza de aquellas flores con su marido. Para eso las había recogido.
- Tus palabras me ofenden- le dijo. No voy a seguir viviendo contigo.

La mujer se volvió hacia el Oeste y se encaminó hacia el sol. Su marido la siguió, pero ella caminaba demasiado deprisa. No podía alcanzarla. La llamó a voces, pero ella no le oyó. Él se apresuró cuanto pudo, pero su esposa era mucho más ligera.

El sol observó al marido seguir a su esposa. Y vio la tristeza del hombre y se apiadó de él.
- ¿Sigues enfadado con tu esposa? – preguntó el sol.
- No – contestó el hombre-. Fui un estúpido dejándome arrastrar por la cólera. Pero no puedo alcanzarla para decirle que lo siento.
- Entonces te ayudaré- dijo el sol.

El sol iluminó la Tierra con su luz delante de la mujer. Y allí donde la luz resplandecía, crecieron las frambuesas. Estaban maduras y parecían apetecibles, pero la mujer no se fijó en ellas y siguió caminando.

El sol volvió a intentarlo. Brilló y crecieron los arándanos.  Resplandecieron a la luz del sol, pero la mujer no se fijó en ellos. Siguió caminado hacia el Oeste, alejándose cada vez más de su marido.

El sol lo intentó entonces por tercera vez. Y allí donde sus rayos tocaron la Tierra, crecieron las moras. Eran oscuras y grandes, pero mucho más grande era la cólera de la mujer, que no se fijó en ellas.

Por fin, el sol se esforzó al máximo. Iluminó la hierba delante mismo de los pies de la mujer y aparecieron las fresas. Brillaban como fuego en la hierba y la mujer tuvo que pararse al verlas delante.

Se arrodilló, arrancó una y la mordió. Nunca había probado una cosa igual. Su dulzor le recordó lo felices que habían sido ella y su marido antes de reñir.
- Tengo que recoger algunos de estos frutos para mi marido-, se dijo, y se puso a recoger fresas.

Y todavía estaba recogiendo fresas cuando el hombre la alcanzó.
- Perdóname, perdona mis palabras ofensivas- le dijo el hombre.
Y ella le respondió compartiendo con el dulzor de las fresas. Y de esta forma vinieron al mundo las fresas.

Hoy día, cuando los cherokees comen fresas, recuerdan que tienen que ser siempre amables unos con otros; recuerdan que la amistad y el respeto son tan dulces como el sabor de las fresas rojas.

lunes, 15 de mayo de 2017

EL LIBRO DE GLORIA FUERTES


Autora: Gloria Fuertes
Redactor: Jorge Cascante

En el prólogo de esta antología, Jorge Cascante expresa algo que muchos podríamos suscribir: «Siempre que leo sus poemas me entran ganas de escribir, de hacer cosas, aunque los haya leído mil veces. Gloria es un faro encendido en una noche cerrada. Habla del amor, de la guerra, de la soledad, de la fiesta, del suicidio, de los monos y de las monas, del cemento, de una foca que te guiña un ojo. Defiende el amor libre, el pacifismo, el feminismo, el ecologismo, el surrealismo. Todo lo suyo es tan bonito". Se ve a un autor seducido por la escritora. Y esa misma seducción le permite hacer una selección muy personal y al tiempo muy amplia de textos e historia de Gloria. Gloria, mujer libre, creyente libre, espíritu libre en un contexto demasiado encorsetado, es un ejemplo para muchos, también hoy. Sus poemas nos han ayudado a menudo a poner palabra para sentimientos e imágenes que no sabíamos descubrir. Por eso merece tanto la pena adentrarse en estas páginas.
Si añadimos que, además de poemas, hay imágenes, dibujos, retazos de una biografía y vestigios de la mujer, el conjunto es un viaje por el universo de Gloria Fuertes. Un gran homenaje, bien merecido. 

Hago versos.
Hago versos, señores, hago versos,
pero no me gusta que me llamen poetisa,
me gusta el vino como a los albañiles
y tengo una asistenta que habla sola.
Este mundo resulta divertido,
pasan cosas, señores, que no expongo,
se dan casos, aunque nunca se dan casas
a los pobres que no pueden dar traspaso.
Sigue habiendo solteras con su perro,
sigue habiendo casados con querida,
a los déspotas duros nadie les dice nada,
y leemos que hay muertos y pasamos la hoja,
y nos pisan el cuello y nadie se levanta,
y nos odia la gente y decimos: ¡la vida!
Esto pasa señores y yo debo decirlo. 

viernes, 12 de mayo de 2017

NARCISO Y GOLDMUNDO



Autor: Herman Hesse

En una Europa medieval azotada por la peste, dos seres excepcionales coinciden en un vértice del mundo, un apacible monasterio alemán. Sol y sombra, acción y reacción, fuego y agua, azúcar y sal, se complementan y se oponen, como casi todos los elementos de nuestra personalidad. Narciso y Goldmundo representan arquetípicamente la pasión y la razón, la búsqueda ansiosa y el saber sosegado, la cara y la cruz de nuestra intimidad. Narración especular en que nos reconoceremos unas veces con regocijo y otras con un cierto temblor distante. 

Herman Hesse volcó su alma de artista en esta novela. No va simplemente de opuestos, porque éstos, normalmente, conviven juntos bajo el mismo techo. Se trata más bien de una reflexión certera sobre esas capas de la vida con las que contamos pero a las que no solemos dar nombre, la mayoría de las veces, porque son tan profundas que no sabemos cómo acceder a ellas. 


NOTA. Este libro lo leí hace más de 30 años. Me ha gustado releer de nuevo algunos, bastantes, de sus párrafos.