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miércoles, 27 de noviembre de 2013

ENSAYO SOBRE LA CEGUERA Y ENSAYO SOBRE LA LUCIDEZ


Autor: José Saramago


De Saramago poco puedo decir que no esté dicho. Su mirada hacia el mundo actual, su crítica que nos despierta y nos interpele, hace de su obra un referente imprescindible en la actualidad. Como no quiero repetir lo que ya otros han dicho sobre él, paso directamente a los dos ensayos.

Habría que leer primero El ensayo sobre la ceguera y a continuación El ensayo sobre la lucidez. Escritos y pensados en ese orden, con personajes que se repiten y con una visión del mundo que cambia y evoluciona en el mismo Saramago.

Todo empieza en un día de elecciones lluvioso, en una ciudad que podría ser cualquier ciudad. Sorprendentemente la participación electoral es masiva, todo el mundo acude a votar. Posteriormente, en el recuento de votos la sorpresa es aún mayor: la mayoría de gente ha votado en blanco. El miedo en el gobierno es terrible, creen que hay un complot general. Una marea de votos en blanco, una democrática marea blanca ha llegado. Los ciudadanos se han unido, no en un complot, sino en una auténtica epidemia de lucidez, para rechazar una democracia corrupta que no lleva a ninguna parte. Este voto en blanco es una postura, una opción que permita que otro mundo sea posible.

El ensayo es una luz, un libro esperanzado que confía en la fuerza de la sociedad para cambiar todo lo malo y podrido del sistema.

La curiosidad, las continuas referencias que en el Ensayo sobre la lucidez se hacían sobre el Ensayo sobre la ceguera, me llevaron de nuevo a encontrarme con Saramago. La novela cuenta como una marea blanca, cuatro años anterior a la marea de los votos en blanco, llega a la ciudad. Un hombre pierde la vista mientras espera a que el semáforo cambie; una ceguera blanca que se va extendiendo por toda la ciudad. Sólo una mujer ve, sólo una, la mujer de un oftalmólogo. El gobierno, asustado, encierra a los primeros ciegos en un antiguo psiquiátrico, lo que no sabe es que todos poco a poco irán perdiendo la vista. Saramago refleja el ambiente del psiquiátrico con una maestría que nos hace sentir la ansiedad y la angustia de las personas que allí viven y lo peor de ellas mismas que sale en esa situación. Sin olvidar a esa mujer que sí ve y oculta su visión para acompañar a su marido. La novela nos alerta sobre la responsabilidad de tener ojos cuando otros los perdieron. A veces miramos a nuestro alrededor y nos parece que estamos perdiendo el norte, que vamos por el mal camino, que nos equivocamos, que estamos ciegos... Si es así, tal vez tengamos la misma responsabilidad que la mujer del relato: ser ojos para los que no ven, guiar, orientar, arriesgándolo todo, como ella hace.

En ninguna de estas dos novelas de Saramago los personajes tienen nombre, quizás él ha querido que cada uno de nosotros nos veamos reflejados en ellos.

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