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viernes, 23 de diciembre de 2016
lunes, 19 de diciembre de 2016
DE LA ESTUPIDEZ A LA LOCURA
«Cuando yo era
joven, había una diferencia importante entre ser famosos y estar en boca de
todos. La mayoría querían ser famosos por ser el mejor deportista o la mejor
bailarina, pero a nadie le gustaba estar en boca de todos por ser el cornudo
del pueblo o una puta de poca monta# en el futuro esta diferencia ya no
existirá: con tal de que alguien nos mire y hable de nosotros, estaremos
dispuestos a todo.»
Estas palabras son
un buen ejemplo de lo que nos ofrece De la estupidez a la locura,
una serie de artículos que Umberto Eco publicó en prensa a lo largo de quince
años y seleccionó personalmente poco antes de dejarnos.
Por estas piezas
se pasean hombres y mujeres de relevancia internacional, pero también algunos
de los personajes de ficción más amados por Eco, como James Bond o los
protagonistas de algunos de sus cómics favoritos. Y vuelve, como siempre, la
nostalgia por el pasado perdido, la reflexión irónica sobre el poder y sus
instrumentos, y la crítica a un consumismo que nos deja llenos de objetos y
vacíos de ideas.
Genio,
sabiduría y sentido del humor: de todo hay en este libro, una despedida digna
de un gran maestro.
miércoles, 14 de diciembre de 2016
ENCARNACIÓN. La humanidad y la jovialidad de nuestro Dios
Leonardo Boff
Este libro de Boff sobre la encarnación y la Navidad
es ya un clásico, sobre el Dios que se hace historia, y nace al raso.
La Navidad nos proporciona la clave para descifrar
algunos profundos misterios de nuestra existencia. Los hombres se preguntaban
angustiados el porqué del dolor y de la humillación, el porqué de la pequeñez
sentida y padecida, qué sentido tiene el sufrimiento de los últimos de la
tierra. Los hombres le preguntaban a Dios. Y Dios guardaba silencio. Los
hombres buscaban argumentos para eximir a Dios de los desórdenes de la
historia. Pero ninguna respuesta podía silenciar las preguntas que nacían de
las raíces del corazón dolorido. Ahora, en la Navidad, habla Dios. Y el hombre
guarda silencio. Ya no pregunta más. Se limita a escuchar la narración del
acontecimiento de la dulzura divina y humana: Dios nació pequeño; Dios se hizo
historia; Dios se apellida "pesebre".
"Cuando, en la fiesta de Navidad, proclamamos con
inusitada alegría que el Verbo se hizo carne, estamos afirmando que Dios está
ahí de un modo absoluto. Que ha venido para siempre. Que se llama Jesús de
Nazaret.
Por medio de este Niño dice Dios definitivamente al
mundo y al hombre: yo te amo.
Esta palabra de amor divino hecha carne no deja
indiferente al mundo, sino que todo en él adquiere un sentido nuevo; no hay
nada que sea totalmente absurdo, porque Dios dice: yo te amo.
En nuestra noche se enciende una Luz que no se apaga
nunca. Dios dice a nuestra soledad, a nuestras lágrimas, a nuestro consuelo, a
nuestras flaquezas: yo te amo.
Merece la pena ser hombre, pues Dios quiso
ser uno de ellos.
Dios no asiste impasible a la tragedia humana, sino que
entra en ella, participa y nos revela que merece la pena vivir la vida tal como
la vivimos: monótona, anónima, laboriosa y fiel, en esa lucha de hacernos cada
día mejores, más exigentes en la paciencia para con nosotros mismos y los
demás, fuertes para soportar las contradicciones y sabios para aprender de
ellas".
martes, 6 de diciembre de 2016
EL AÑO DEL DILUVIO
Premio Cervantes 2016
La acción transcurre en
la sofocada y atónita España, en tierras catalanas, de los cincuenta. En un
verano especialmente caluroso, Sor Consuelo, la superiora de una orden de
religiosas dedicadas a cuidar enfermos, decide transformar el destartalado
hospital del pueblo en un moderno asilo de ancianos dotado de todos los
adelantos.
Para financiar el
proyecto la monja visita al terrateniente Augusto Aixelá, un señorito de campo
con fama de mujeriego. Aixelá, impresionado por la determinación de la
religiosa, decide ayudarla defendiendo su proyecto en los círculos más
influyentes de Madrid.
Es una novela
entretenida, de lectura rápida, sin mayor pretensión que poner de relieve la
rapidez con la que podemos perder el raciocinio, pasando por alto nuestras
convicciones. Y cómo somos capaces de sobre mantener la hipocresía ocultando la
verdad.
jueves, 1 de diciembre de 2016
DECIDME CÓMO ES UN ÁRBOL
Emotiva memoria de la prisión, el exilio y la lucha
por la libertad y la democracia, en la voz de un gran humanista y poeta.
El libro narra los 23 años pasados
en prisión, su lucha desde la poesía desarrollada entre muros. La libertad
recuperada, el desarrollo de una enorme actividad solidaria desde su posterior
exilio en Francia, donde crea el CISE, un faro de la cultura española. Su
peregrinación por el planeta convertido en un símbolo de la solidaridad
internacional, la lucha antifranquista, buscando rescatar la convivencia
democrática.
Hemos tenido que esperar largo
tiempo para disfrutar de las memorias de un gran poeta nacido de la larga noche
española. El mejor salido de las llamas de la guerra, la feroz prisión y el
posterior exilio. Considerado un testigo de excepción por Alberti o Neruda. Tenemos la oportunidad de recuperar un pedazo de la
historia reciente de España. Traer hasta nuestros días el sentir de aquellos
que vivieron la guerra civil y con poderosa voz nos hablan de luz y esperanza
común.
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MARCOS
ANA: FRENTE A LA BARBARIE, ¡DIGNIDAD!
Horas
antes de conocer la muerte de Fidel, tuvimos la noticia de la pérdida
de Marcos Ana, el poeta comunista, que tuvo el dudoso honor de ser el
preso de mayor duración en las cárceles franquistas, 23 años, que
segaron una vida, pero que forjaron un militante del máximo nivel de
coherencia y de convicción democrática.
Marcos
Ana, cuyo nombre de pila era Fernando Macarro Castillo, no dedicó su
tiempo de prisión a lamentarse, aunque tuviera todos los motivos
para ello. Lo convirtió en otra forma de lucha, de implicación
colectiva en la cárcel de creación poética y de cultivar la
utopía.
Nunca
se sometió al dictado de los vencedores en la Guerra Civil, mantuvo
con serenidad y perspicacia una oposición sobria y consistente.
Incluso supo hacer uso de los avatares de la política internacional
para plantear estrategias carcelarias de desaliento del enemigo. Pero
sobre todo, ganó la batalla de las ideas y de la apuesta por la
solidaridad y por la libertad.
Su
gran peculiaridad fue convertir el dolor y la opresión de la
privación de libertad por una creación poética expresiva del
humanismo solidario y de la belleza de la vida, por encima de toda
contingencia inmediata y represora de su libre expresión y acción.
Sale
de la cárcel en 1963 y se embarca acto seguido en una acción
internacionalista activa y cultural, que le lleva por todo el mundo a
defender las causas más justas.
Publica
numerosas obras, más conocidas fuera de España que entre nosotros,
pero en el cénit de su periplo vital nos ofrece ese bello testimonio
titulado ”Decidme cómo es un árbol”, que recoge esa
experiencia única de preso de larga duración, cargado de esperanzas
y de sed de libertad.
Le
conocí ya muy mayor, con 90 años muy bien llevados, lúcido y ágil
mentalmente, pero también con gran actividad personal. Participamos
juntos en actos culturales, uno de ellos en Oviedo y fui testigo del
impacto que su palabra y su peripecia dejaba en la gente.
Le
visité en su casa de Madrid y pude disfrutar de su carácter afable
y de su sencillez humana, llena de grandeza y de verdad. Siempre
mostraba una ilusión perseverante de ir ganando posiciones en la
carrera de la democracia y del socialismo. Por más que los tiempos
no fueran propicios al optimismo histórico.
Pero
lo más destacado de su personalidad era esa gran dignidad de
luchador inquebrantable y de pensador inspirado de la mayor de las
bellezas: la libertad y la igualdad de los seres humanos. Por eso
siempre decía que su única venganza sería ver triunfar las ideas
de libertad y justicia social por las que había luchado.
Si
hay cielo que yo creo que sí lo hay, ha ganado con Marcos Ana un
maestro de la esperanza y de la utopía hecha poesía, para
comprender la belleza de la humanidad liberada.
¡Gracias
Marcos, tu palabra y tu vida nos siguen enseñando el camino de la
libertad!
Fdo.:
Ricardo Gayol García, Abogado.
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