Una
autobiografía apasionante. A través de sus páginas Mandela desvela su
itinerario vital y su oposición al apartheid.
¿Por qué leer "El largo camino hacia la libertad"?
El
propio Mandela narra, a lo largo de estas páginas, su historia. Con una memoria
asombrosa, recrea episodios del camino que le lleva desde su aldea a ejercer
como abogado en Johannesburgo. Su toma de conciencia de la necesidad de plantar
cara al apartheid, una lucha que le llevará a pasar décadas en la
cárcel, y el modo en que, sin ceder nunca ni renunciar a su dignidad, planta
cara a un régimen injusto hasta vencerlo. Prolija en detalles de toda su vida,
y simplemente fascinante en el relato del cautiverio en la isla de Robben, este
relato será, sin duda, fuente de inspiración para quienes puedan asomarse a su
historia admirable.
«Fue
el deseo de lograr la libertad para que mi pueblo pudiera vivir con dignidad y
respeto para sí mismo lo que movió mi vida, lo que transformó a un hombre joven
y asustado en un hombre audaz. Eso fue lo que convirtió a un abogado respetuoso
con la ley en un delincuente, a un marido amante de la familia en un hombre sin
hogar, lo que obligó a un hombre que amaba la vida a vivir como un monje. No
soy más virtuoso o sacrificado que cualquier otro, pero descubrí que ni
siquiera podría disfrutar de las escasas y restringidas libertades que se me
concedían mientras mi pueblo no fuera libre...» (pág. 646)
negra como el abismo insondable,
doy gracias a los dioses que pudieran existir
por mi alma invicta.
En las azarosas garras de las circunstancias
nunca me he lamentado ni he pestañeado.
Sometido a los golpes del destino
mi cabeza está ensangrentada, pero erguida.
Más allá de este lugar de cólera y lágrimas
donde yace el horror de la sombra,
la amenaza de los años
me encuentra, y me encontrará, sin miedo.
No importa cuán estrecho sea el portal,
cuán cargada de castigos la sentencia,
soy el amo de mi destino;
soy el capitán de mi alma.
Poema Invictus
El texto que mantuvo vivo a Mandela
A continuación te
dejo el poema Invictus de William Ernest Henley (1849–1903),
que dicen que recitaba Nelson Mandela en los
momentos más difíciles durante su cautiverio de 27 años en prisión. Y no solo
eso, se lo sabía de memoria, era su medicina espiritual para los duros
días que tuvo que vivir en la cárcel.
Una curiosidad de
Mandela: fue el preso con el número 46664 en la penitenciaría de Robben Island.
El poema fue escrito después de que le cortaran la pierna a su autor tras
sufrir la tuberculosis en la infancia, siendo un canto a la vida de superación.
A Mandela le habían amputado la libertad, por eso se identificó con el
poema.
Poema Invictus
Más allá de la noche que me cubrenegra como el abismo insondable,
doy gracias a los dioses que pudieran existir
por mi alma invicta.
En las azarosas garras de las circunstancias
nunca me he lamentado ni he pestañeado.
Sometido a los golpes del destino
mi cabeza está ensangrentada, pero erguida.
Más allá de este lugar de cólera y lágrimas
donde yace el horror de la sombra,
la amenaza de los años
me encuentra, y me encontrará, sin miedo.
No importa cuán estrecho sea el portal,
cuán cargada de castigos la sentencia,
soy el amo de mi destino;
soy el capitán de mi alma.