Una novela hermosa porque es un
canto de esperanza. Una historia que muestra cómo la belleza y la
inquebrantable capacidad del ser humano para crear se puede mantener incluso en
contextos hostiles. Un grito contra la violencia sin sentido. Un brindis por el
poder de las palabras para derretir el corazón más frío. Un homenaje a la
literatura. Y una denuncia de la locura de la explotación del hombre por
el hombre. El personaje del poeta es real, y los pocos poemas que perduran se
despliegan por el libro. Es un libro que engancha, seduce y cautiva desde la
primera página.
"La guerra terminó el 15 de
agosto de 1945. Los presos fueron liberados, pero yo sigo aquí. Lo único que ha
cambiado es que ahora estoy entre rejas, y que, en lugar del uniforme marrón de
guardia, ahora llevo este traje rojo de prisionero. La historia que voy a
contar no trata de mí... No sé muy bien dónde empezará ni cómo terminará; ni
siquiera sé si podré concluirla. Me limitaré a ponerlo todo por escrito. Mi
historia trata de dos personas que se conocieron en la cárcel de Fukuoka. Un
preso y un guardia; un poeta y un censor."
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