Sinopsis
El
título completo de este libro explica bien lo que el lector se encuentra en él.
«Factfulness: Diez razones por las que estamos equivocados sobre el mundo y
por qué las cosas están mejor de lo que piensas». De esto se trata, de
desarmar, con datos reales, muchas generalizaciones y diagnósticos
catastróficos sobre la situación del mundo. Una lectura entretenida,
interesante y necesaria.
¿Por qué leer "Factfulness"?
«Factfulness»
vendría a ser algo así como ceñirse a los hechos. Más aún, a los datos.
Esto es lo que ha hecho durante toda su vida Hans Rosling, médico epidemiólogo
sueco que, a partir de su trabajo en zonas de epidemias se empezó a
percatar de que a menudo las decisiones se tomaban más basadas en
generalizaciones e impresiones que en datos reales. Desde ahí nace su interés
por recopilar datos sobre casi todo (economía, demografía, salud, educación...)
Y con esos datos ha pasado décadas dirigiéndose a instituciones y líderes
políticos y empresariales de todo el mundo. Confirmando, cada vez, la falta de
verdadera información con la que muchos de dichos líderes toman decisiones.
«Factfulness» es una síntesis de lo que, según el autor, conviene hacer a la
hora de analizar la realidad. Con sugerentes ejemplos, va mostrando dinámicas
perniciosas en la manera en que analizamos el mundo: negatividad, miedo, falta
de perspectiva, simplificación de los problemas, catastrofismo en los análisis,
la búsqueda de culpables o chivos expiatorios, el error de las respuestas
urgentes, y más. Una y otra vez vuelve a la tesis principal: hay que tener
datos. Que además hoy en día suelen estar al alcance de casi cualquiera que
pueda buscarlos. Sin embargo, demasiado a menudo los discursos parten de
análisis incompletos, o directamente de intenciones que prescinden de la
realidad.
Este
es un libro necesario para cualquiera que quiera estar alerta sobre el peligro
de la ignorancia mal orientada. Pero especialmente diría que es necesario
para tres grupos: los políticos (si bien a menudo estos usarán los datos
solo cuando les convenga, así que quizás este sea el grupo menos interesado en
la tesis de Rosling); los periodistas y comunicadores (aquí hay una verdadera
llamada a contrastar titulares con datos, muy necesaria en este mundo
mediático); y la gente que trabaja en cooperación (muchos de los ejemplos de
Rosling son tumbativos y muy críticos sobre prácticas y discursos tremendistas
y contraproducentes). Y, junto a ellos, cualquiera que quiera, al menos,
cuestionarse un par de veces hacia dónde va el mundo en el que vivimos. El
libro se devora, es ameno, plagado de anécdotas y datos muy bien expuestos.
«Deberíamos
enseñar a nuestros hijos humildad y curiosidad. En este contexto, ser humilde
significa ser consciente de lo mucho que tus instintos pueden dificultar tu
comprensión de las cosas. Significa que te parezca bien decir: «No lo sé».
También significa que, cuando tengas una opinión, estés preparado para
cambiarla si descubres nuevos datos. Ser humilde es bastante tranquilizador,
porque significa que puedes dejar de sentirte presionado por tener una opinión
sobre todo [...] Ser curioso significa estar abierto a nueva información y
buscarla activamente. Significa aceptar datos que no se ajustan a tu visión del
mundo y tratar de entender lo que implican. Significa dejar que tus errores
despierten tu curiosidad en lugar de avergonzarte...»