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Autor: José Saramago
De Saramago poco puedo decir que no
esté dicho. Su mirada hacia el mundo actual, su crítica que nos despierta y nos
interpele, hace de su obra un referente imprescindible en la actualidad. Como
no quiero repetir lo que ya otros han dicho sobre él, paso directamente a los
dos ensayos.
Habría que leer primero El ensayo
sobre la ceguera y a continuación El ensayo sobre la lucidez.
Escritos y pensados en ese orden, con personajes que se repiten y con una visión
del mundo que cambia y evoluciona en el mismo Saramago.
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El ensayo es una luz, un
libro esperanzado que confía en la fuerza de la sociedad para cambiar todo lo malo
y podrido del sistema.
La curiosidad, las continuas
referencias que en el Ensayo sobre la lucidez se hacían sobre el
Ensayo sobre la ceguera, me llevaron de nuevo a encontrarme con Saramago.
La novela cuenta como una marea blanca, cuatro años anterior a la marea de los
votos en blanco, llega a la ciudad. Un hombre pierde la vista mientras espera a
que el semáforo cambie; una ceguera blanca que se va extendiendo por toda la
ciudad. Sólo una mujer ve, sólo una, la mujer de un oftalmólogo. El gobierno, asustado,
encierra a los primeros ciegos en un antiguo psiquiátrico, lo que no sabe es
que todos poco a poco irán perdiendo la vista. Saramago refleja el ambiente del
psiquiátrico con una maestría que nos hace sentir la ansiedad y la angustia de
las personas que allí viven y lo peor de ellas mismas que sale en esa
situación. Sin olvidar a esa mujer que sí ve y oculta su visión para acompañar
a su marido. La novela nos alerta sobre la responsabilidad de tener ojos cuando
otros los perdieron. A veces miramos a nuestro alrededor y nos parece que
estamos perdiendo el norte, que vamos por el mal camino, que nos equivocamos,
que estamos ciegos... Si es así, tal vez tengamos la misma responsabilidad que
la mujer del relato: ser ojos para los que no ven, guiar, orientar,
arriesgándolo todo, como ella hace.
En ninguna de estas dos novelas de
Saramago los personajes tienen nombre, quizás él ha querido que cada uno de
nosotros nos veamos reflejados en ellos.